Caso 18: EL PALACIO MALDITO DE LOS HURTADO DE AMEZAGA (GUEÑES)

 

Estado actual del palacio (Foto de: Euskadi.es)


En el pasado, Güeñes y su vecina Zalla formaron un importante escenario geográfico que fue conocido como Valle de Salcedo. Sobre una colina, a la salida Güeñes, se sitúan las ruinas del inacabado palacio de los Hurtado de Amezaga. 

La historia cuenta que, mucho antes de que se intentara edificar aquel palacio, existía una casa solariega que fue residida por Baltasar Hurtado de Amezaga. Era un hombre con grandes distinciones de capitán, además de ser un fiel soldado al servicio del rey. Por ello, era común verle merodear por la Corte. En una ocasión, tuvo la genial idea de lanzar una invitación a Felipe V: <<Allá en el encantador valle de Salcedón tiene su morada cuando guste Majestad>>. El rey, en actitud chulesca, le espetó: <<No creo que ni en Güeñes ni en todos los alrededores haya una casa que pueda albergar al rey>>. 

Dolido en lo más hondo de su ser, el señor de Amezaga dedicó grandes esfuerzos tratando de transformar su antigua casa en un auténtico palacio. En 1709, encargó el trabajo a uno de los mejores arquitectos de la época: Martín de Zaldua. Pero lo que no esperaba es que, poco tiempo después moriría batallando en la guerra de Flandes. Aunque se ignora la fecha de su muerte, si bien se cree que fue sobre el año 1730. Irremediablemente, el proyecto se tuvo que detener. Se cuenta que antes de partir a los Países Bajos, dejo escrito un testamento en el que decía: <<Ordeno y mando que el palacio en cuestión, ni se concluya ni se venda>>.


Baltasar Hurtado de Amezaga (Foto de: Wikipedia)


Cuenta la leyenda, que en plena obra, una joven solía acercarse al palacio para entregar a su padre (uno de los obreros) la fiambrera. De forma caprichosa, el señor de Amezaga se empeñó en la idea de que la chica debía de ser suya. Al ver que ella se resistía a sus embelesamientos, ordenó a sus secuaces que el padre fuera torturado y ajusticiado hasta la muerte. La joven, rota de dolor al enterarse del fallecimiento de su padre, se ayudó de las artes mágicas del <<hechicero de Balmaseda>> para maldecir aquel edificio: que nunca jamás pudiera ser terminado. Y así ha sido a lo largo de los siglos...

A pesar de los innumerables intentos de los herederos de Amezaga por volver a retomar aquel proyecto, nunca pudo llegar a buen término, pues todo ellos terminaban muriendo en extrañas circunstancias. Entre las historias que se cuentan en la comarca —una mezcolanza de ficción y realidad—, esta una que relata como uno de los hijos de los Amezaga terminó muriendo a causa de una enfermedad contagiosa. Tras su muerte, sus ropas fueron donadas al hijo de una familia próxima. Él también enfermo y termino muriendo de forma fatídica. Aquel duro revés hizo que la madre de este perdiera totalmente la cabeza. Fue tal el dolor que, algunas crónicas —un tanto legendarias— cuentan que se le solía ver por las inmediaciones del palacio <<profiriendo gritos y lamentos>>.

Finalmente la obra se abandonó,  y con el paso del tiempo la maleza terminó cubriendo sus muros y salones. No son pocos los relatos que recuerdan como en la propiedad se sucedieron extrañas muertes y suicidios (un tanto escabrosos), por lo que, son muchos los vecinos de Güeñes que confiesan haber escuchado <<escalofriantes ruidos y lamentos>> (¿impregnaciones?) en torno al lugar. ¿Será verdad que, todavía hoy, entre los muros del viejo edificio resuena el eco de los gritos de dolor de aquella desconsolada madre?

Desde entonces, este enclave maldito lleva el sobrenombre de “El palacio de las brujas”.


ADRIÁN BASILIO

[Texto registrado en la oficina de "Propiedad Intelectual del País vasco"]

__________________________________________________________________

FUENTES:


- DOMÍNGUEZ, JESÚS PABLO (ARKEOHISTORIA TRISKEL) "El palacio de las brujas" (2020)




Comentarios

Entradas populares de este blog

Caso 10: GORPUTZ SANTUE, LA MOMIA DE IDOIBALZAGA (ERRIGOITIA)

Caso 1: LLUVIA DE RANAS (ELGOIBAR)